
La preocupación por el peso lleva a muchos jóvenes a someterse a dietas desequilibradas y de escaso valor nutritivo sin ningún tipo de supervisión, lo que puede derivar en la aparición de anemia y otros problemas de salud. Como los adolescentes son los más vulnerables a la anemia, para evitarla, se recomienda consumir alimentos con alto contenido de hierro, como las verduras principalmente de hoja oscura como espinaca, berros, alcachofa, brócoli, etc. Granos como lentejas, garbanzo, porotos o fríjol y carne de ternera, pollo, pescado, hígado y riñón.
El dietista es el único que puede indicar qué comer y qué evitar para bajar de peso sanamente.
Las dietas de adelgazamiento, en especial las extremas, pueden tener los siguientes efectos secundarios: hambre prolongada, depresión, potencia sexual reducida, fatiga, irritabilidad, debilidad, sinusitis, anemia, pérdida de músculo, erupciones, acidosis, ojos rojos y enfermedad en la vesícula biliar.